jueves, 28 de febrero de 2008

Lo efímero del amor / Recuerdos mojados.


Atavistic Vestiges After the Rain - Salvador Dalí

Los estados de ánimo repercuten indiscutidamente en tu posición, la que utilizas ante mí. Lo sé muy bien, sé cuanto te pesa tener que escuchar mis palabras, pero no puedo saltar al otro lado, no puedo quedarme sólo con lo superficial. Paso horas dando vueltas, intentando descifrar algo, ese algo me corrompe a cada instante, no puede ser fácil, no. Tenemos el poder de dejar volar de vez en cuando a nuestros sentimientos, les damos cuerda, después, el desastre desparramado y la sangre.

A veces tomo todo esto sólo como un juego, y es simplísimo, se trata de mover palitos a través de tus pelos, y mirarte pasar, sin necesidad alguna de perturbarte querido. El cielo brilla, y es como un cubrecama, nos apañamos en el, en su crepúsculo, tanto como en su amanecer, y lo bello es cada vez más bello, pero al final de la calle tus ojos, otra vez atormentando a estos otros, que de alguna manera fueron hechos para escapar, o más bien, para camuflarse.

La defensa es insana. Esto es algo de saber cotidiano, un poco de mentira otro de ignorancia, los ingredientes perfectos para un platillo especial de mediocridad. El punto aquí es que el momento esta pasando y yo aquí sentada mirando la lluvia miscelánea que pretende limpiar esta superficie que se destruye, intentando curarme de esta locura, pretendiendo hacerme mecer en sus oleadas, en sus vaivenes profundos, péndulos infinitos inmersos dentro de mis pupilas, dilatándolas. Más paraguas para mi deleite in meditado, para una cucha móvil, o para enamorarse de vez en cuando un poco.

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