viernes, 30 de mayo de 2008


El orgión de anoche.

jueves, 29 de mayo de 2008

Abismos desbordados

Cuando uno alcanza el ápice de la monotonía es cuando entiende los sinrazones a los que accedemos cotidiana e inconcientemente. Así terminamos, sin darnos cuenta, completamente decadentes sin poder volver atrás, sin poder contener la furia que escapa o, intenta escapar por mis extremidades, es como la mentira siendo absorbida por mis poros, y siendo instantáneamente rechazada en catarsis, textos, destrozos, cualquier modo de desenfreno para satisfacer la locura que me avasalla, el desencuentro de los cuerpos, la total enfermedad inconciente, justificada tan sólo con un sentimiento que cada vez se deforma más y no puedo evitar al monstruo, ese verde reflejo de lo que queda, esa finitud inestable que trasforma mis dedos y mis pies en la figura de lo abyecto y lo absurdo. La hediondez de la mentira escurriéndose por tus dedos, la carátula de un capítulo cerrado, el vacío del mar, o el de estos dos ojos, que ciegan por mirarte en conjunto con todos esos recueros nebulosos, la hiel pasadas las 6 de la mañana, el sol mostrándonos la imagen más clara del demonio, el olor a cigarrillo y mis brazos desgastados ya de disparar misiles. El dolor es, en este momento, estas palabras, este intento de decir la verdad, la ventanilla abierta, el humo sobrante. Una ola de frío me colma el rostro de infelicidad e injuria, lo pasajero siempre fue, de todas las cosas, lo más desesperante. La furia absorbida, los vasos que quizás dejé caer.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Una luz encendiéndose
una cercanía
un silencio infinito
desarmándose
tal vez
con éxito
sorprenda
a mis dormidos ojos
que se posan
sobre mentiras
Quizás
este sea
el lugar en mi mente
al que debería darle
cien silencios
para romper
costumbres
fútiles.
Escalar lejos
de tus nubes
hacia otro cielo.




Remember a day before today
A day when you were young.
Free to play alone with time
Evening never came.
Sing a song that can't be sung
Without the morning's kiss
Queen - you shall be it if you wish
Look for your king
Why can't we play today
Why can't we stay that way

Climb your favorite apple tree
Try to catch the sun
Hide from your little brother's gun
Dream yourself away
Why can't we reach the sun
Why can't we blow the years away
Blow away
Blow away
Remember
Remember

Por momentos

Tu boca

Y el cielo

Son la misma

sustancia

Y mis ojos

Que te miran

Se entienden

Como lo que rodea

Una circunferencia

Perfecta

El momento

En que

Por última vez

Nos fundimos

Eternamente

En un mar

Iluso

De

Irrealidades.

Carnicería

En qué sentido viajan las mentiras. Y hasta dónde llegarán. Cuál es el límite del conformismo. Por qué me siento agobiada de él. Anoche me dormí pensando en la profundidad del mar y en sus infinitas especies. Cómo haría éste para sobrevivir tan humildemente sin todas aquellas criaturas vivas en él. Cómo hace aquel que vive vacío, sin hacer coincidir su cuerpo y su alma, devastando cigarrillos y argumentando su existencia con un vaso de buen vino. Es fácil pensar en un absurdo y decir que todo no tiene sentido, pero que el vino es el mejor de la bodega y está dispuesto a dejarse tomar. Conformismo. Lo que aquí hacemos es una visión irrisoria del todo. Disminuimos nuestro tiempo a una botella de vino, nos transformamos en aquella vieja botella de Sauvignon. No hace falta estar tan solos y desamparados, refugiarse en un vino, cagarse en Dios, y sólo echarse a pensar en lo ingratos que son los que talan los árboles o en lo hijoputas de los empresarios del calibre de Bill Gates y etcétera. Es muchísimo más simple. Hay que destruir el tiempo, sobre todo aquel tiempo donde uno no-es. El des-tiempo en el cual solemos justificar nuestro existir con mentiras, donde inventamos compañías inexistentes. Hasta prendemos fogatas para creernos la magnitud del momento. Dicha magnitud está ahí mismo, delante de nuestros ojos. Hay una visible imposibilidad, que es, en realidad, la negación de lo verídico, de los deseos, la negación del ser. La total indiferencia para con el sentido de todo esto. La prisión del ser. La noche privada del brillo de las estrellas. La necesidad del Cabernet Sauvignon.

martes, 27 de mayo de 2008

Azul. Luis Altamira

Un barco azul
Solamente azul
El barco como las nubes
En el cielo profundo
del fondo del mar.

domingo, 25 de mayo de 2008

Breve

El problema
no es la puerta
de atrás
el problema
es que dejaste

la luz
prendida

sábado, 24 de mayo de 2008

Espejos

Escudándonos, como siempre, detrás de una insignificancia. Bloques gigantes vienen por mí y nunca supe qué hacer, siento su arrastre. Ojala hubiese sido sólo un sueño, si te quedabas ahí, y simplemente no existías para saberlo, estaríamos subidos a algún puto tren, pero no, los atajos que nos buscamos son siempre los intransitables caminos de la peripecia, porque no hay otro caso ni otra posibilidad, es lo que sale para afuera, es como un escupitajo en la frente, una rebeldía de mí hacia el mundo y del mundo hacia mí, es esa relación entre el yo y la simplicidad, el mundo y la pestífera tortura de hacerlo existir.


(No one flies around the sun)

Siento que son desconexiones, todos son mensajes incompletos, ideas aún cocinándose, siempre fuimos así de ilusos, y quiero decir que lo seremos hasta que sin darnos cuenta, como todo, esto se quede sin fuerza gravitatoria y ahí te quiero ver! No sé, no sé hasta que punto es capaz uno, de atormentarse, pero, esa palabra no es sinónimo de alimentarse?. Veo las cosas muy transfiguradas, la mierda colma todo aquello que mis ojos ven, pero no son más que mis ojos, y sin ir más lejos esa mierda, es solamente mía. Y que en cierta forma no existe, es como un espejismo de mierda, pero no mierda en sí. Entonces ya nada me importa, todo se va a terminar mofando de nosotros, no hay un cambio, nunca lo hubo.


jueves, 22 de mayo de 2008

Eclipse
All that you touch
All that you see
All that you taste
All you feel.
All that you love
All that you hate
All you distrust
All you save.
All that you give
All that you deal
All that you buy, beg,
borrow or steal.
All you create
All you destroy
All that you do
All that you say.
All that you eat
And everyone you meet
All that you slight
And everyone you fight.
All that is now
All that is gone
All that's to come
and everything under the sun is in tune
but the sun is eclipsed by the moon.


("There is no dark side of the moon really. Matter of fact it's all dark")

Pink Floyd, Live at Pompeii

lunes, 19 de mayo de 2008

Fragmento de El túnel. Ernesto Sabato




Dijo sombríamente: “No tenemos derecho a pensar en nosotros solos. El mundo es muy complicado”. Le pregunté qué quería decir con eso. Me respondió con acento aún más sombrío. “La felicidad está rodeada de dolor”. La dejé bruscamente, sin saludarla. Más que nunca sentí que jamás llegaría a unirme en forma total y que debería resignarme a tener frágiles momentos de comunión, tan melancólicamente inasibles como el recuerdo de ciertos sueños, o como la felicidad de algunos pasajes musicales.

domingo, 18 de mayo de 2008

Lucero vespertino. Edgar Allan Poe

Ocurrió una medianoche
a mediados de verano;
lucían pálidas estrellas
tras el potente halo
de una luna clara y fría
que iluminaba las olas
rodeada de planetas,
esclavos de su señora.
Detuve mi mirada
en su sonrisa helada
-demasiado helada para mí-;
una nube le puso un velo
de lanudo terciopelo
y entonces me fijé en ti.
Lucero orgulloso,
remoto, glorioso,
yo siempre tu brillo preferí;
pues mi alma jalea
la orgullosa tarea
que cumples de la noche a la mañana,
y admiro más, desde luego,
tu lejanísimo fuego
que esa otra luz, más fría, más cercana.

viernes, 16 de mayo de 2008

Elogio al infierno de una dama (Bukowski)

Algunos perros que duermen a la noche
deben soñar con huesos
y yo recuerdo tus huesos
en la carne
o mejor
en ese vestido verde oscuro
y esos zapatos de taco alto
negros y brillantes,
siempre puteabas cuando
estabas borracha,
tu pelo se resbalaba de tu oreja
querías explotar
de lo que te atrapaba:
recuerdos podridos de un
pasado
podrido, y
al final
escapaste
muriendo,
dejándome con el
presente
podrido.
hace 28 años
que estás muerta
y sin embargo te recuerdo
mejor que a cualquiera
de las otras
fuiste la única
que comprendió
la futilidad del
arreglo con la vida.
las demás sólo estaban
incómodas con
segmentos triviales,
criticaban
absurdamente el viejo indecente
lo pequeñito:
Jane, te
asesinaron por saber
demasiado.
vaya un trago
por tus huesos
con los que
este viejo perro
sueña
todavía.

Amedrentando la innecesidad


El ser agobiado y masacrado, por pensamientos que lo sustituyen por un cúmulo sombrío de pasado. Un dinosaurio lo haría mejor, una vela en mi mesa de luz, lo haría mejor. Es simple, jamás el día es azul, y no es un ejemplo tonto, porque la azulada soy yo, la que corre siempre para llegar al mismo lugar, soy yo. El correr significa pasar el tiempo en un ejercicio eterno de no saber. El problema aquí, no es saber, sino yo, que no entiendo que nada se sabe, que todo se produce y en efecto nada tiene demasiado sentido, hablando del sentido que casi siempre intentamos darle. Girar la rosca un poco más, hoy por la mañana, de noche, en el mejor crepúsculo, rosca. Este es el sentido, debido a que estar más de un minuto sin pensar, es terrible. Se piensa en la muerte como una salida, pero, en realidad, infiernos más, infiernos menos.

lunes, 12 de mayo de 2008

Como existir, por Dibulin

Y las flores desde abajo… ella sube a su habitación. Veo que ya es tarde, la oscuridad repentina y las estrellas desparramadas por doquier. Un aire fresco oscilante y una sensación de complicidad dual. Recuerdo ahora su expresión despreocupada, al subir la escalera. Seguramente esté al igual que yo, pensando en lo absurdo que pueden llegar a ser las situaciones humanas por excelencia. Una mirada cómplice, una mirada sin razón, nada mas allá de allí, solo la duda, el aire fresco oscilante. Existiendo el, en su andar. No nosotros, solo contemplarlo. Nuestros actos son tan arbitrarios como las palabras que no decimos. O escupimos al mar. Si conociera las palabras que ella quiere escuchar, no tendría que preocuparme por errar. Pero qué de esos ojos brillantes, de esa sonrisa incondicional. Ya no sería lo mismo. Perdería el encanto, en parte. Si tuviera la forma…

Una mano en mi espalda, suave, tierna, temblorosa y audaz. Rodea mi pelo, sujeta mi cabeza. Es ella. Me besa el cuello, y puedo sentir su respiración. Su cuerpo no puede esperar, algo en ella cambio, fue su cabeza. Ahora sabe existir.

Gabriel G.

domingo, 11 de mayo de 2008

Luces apagadas
sensación y salida inmediata,
frío
dame un cigarrillo
alguien sabe por qué sigo aquí
deberé correr
todo se torna
monótono.

Fragmento de Rayuela

La rayuela se juega con una piedrita que hay que empujar con la punta del zapato. Ingredientes: una acera, una piedrita, un zapato, y un bello dibujo con tiza, preferentemente de colores. En lo alto está el Cielo, abajo está la Tierra, es muy difícil llegar con la piedrita al Cielo, casi siempre se calcula mal y la piedra sale del dibujo. Poco a poco, sin embargo, se va adquiriendo la habilidad necesaria para salvar las diferentes casillas (rayuela caracol, rayuela rectangular, rayuela de fantasía, poco usada) y un día se aprende a salir de la Tierra y remontar la piedrita hasta el Cielo, hasta entrar en el Cielo…lo malo es que justamente a esa altura, cuando casi nadie ha aprendido a remontar la piedrita hasta el Cielo, se acaba de golpe la infancia y se cae en las novelas, en la angustia al divino cohete, en la especulación de otro Cielo al que también hay que aprender a llegar. Y porque se ha salido de la infancia… se olvida que para llegar al Cielo se necesitan, como ingredientes, una piedrita y la punta de un zapato.

sábado, 10 de mayo de 2008

ñam


No será,
ni el primero ni el último,
pero cada uno será el primero.
El primero y el último son lo mismo,
a juzgar por el goce.
Pero ni el primero ni el último
serán realmente ULTIMOS.
Todos serán primeros.
Todos tendrán un lugar,
tal cual como el primero.
Entonces el último será
abstracto e incomprendido,
recóndito e inexistente.
Para lo cual,
el término ULTIMO
se tornaría
una absurda
interpretación
de la deshora.

Proyección inútil


Pensar distraído,

Solemne canto hacia tus silencios

En cuanto salga de allí,

Sé que vas a sonreír,

Voy a trepar y tenderé un hilo infinito

El sol saldrá sobre nosotros,

No sobre ellos,

Nos bañará,

Derretirá el hielo,

Nos hará reales.

viernes, 9 de mayo de 2008

On fire


Si tan solo los silencios fueran eternos, si este lugar que hoy tengo se repitiera sería fácil de amoldar mi mente a cierto tipo de pensamientos, pero cuando los sueños me contradicen, cuando no se puede cambiar el modo, cuando uno queda inmovilizado, y el monstruo asecha. No alcanzan ni las manos, ni los pataleos para salir de allí, es solo cuestión de que el tiempo nos arregle y pase rápido, y que pase, que tan solo pase. Que me permita desentenderme de mi misma de mis pensares y de mis soñares, no necesito un arroyo seco, necesito un bosque, algo repleto, algo que no se me parezca, algo que tenga colores, necesito un contraste, una sonrisa. Soy demasiado ciega en momentos, en instantes deplorables, pero todo cambia, yo, el arroyo, el bosque, el cielo, mis palabras, los silencios. Para predeterminar un bosque, haría falta mucho más que silencio, o abnegación y sufrimiento, para crear bosques, es necesario que mis sueños me dejen dormir, es necesario que mis pensamientos no me apesadumbren, es preciso volver, volver el tiempo atrás, o adelantarlo, o simplemente pido no caerme boca abajo de la cama, no encontrarme con el demonio en la esquina. O encontrarlo, sacudirlo, y echarme a dormir

martes, 6 de mayo de 2008

En medio de un vómito

Imaginariamente lo presentí, desde aquel momento yo supe que me iba a morir, morir en palabras, desde que este texto comenzó, comenzó también mi muerte, la muerte interior, la exteriorización de mis muertes interiores. Ser o no ser. Otra vez la contradicción, esa maldita torturadora de mis noches, ese amor-odio que no he podido aún superar. Ese colapso nervioso al que me refiero cuando rompo vidrios, y esas cosas. Si supieras cuan fácil es desbaratarme en pedazos, si entendieras la mitad de la mitad de este todo-nada. Se trata de abrir los ojos ante mis palabras mudas, se trata de una simple interpretación de mi locura, de mi desesperación, se trata de girar ante uno mismo y darse cuenta que la soledad donde no hay libertad no existe. Mi locura se refiere a la falta de medicación, a la falta de síntomas, a la falta de todo, en realidad. Cada posibilidad es tan absurda como la otra, cada trazo de esta historia es tan aberrante como el último, cada sensación, cada vidrio en pedazos, esa soy yo, nada más que nadie sabe verme. Todo está en la raíz, en la raíz de mi interior, en ese abrupto salto hacia tu mundo, en tu mundo tropieza mi ilusión, entonces cae y se pudre en tu paraíso de ignorancia, en tu frialdad, la puta madre, no puedo seguir escribiendo esto.

domingo, 4 de mayo de 2008

El elemento más desdichado y transfigurado. El pensamiento más turbio y viciado, el momento en que cantó por última vez ese ruiseñor, el desamor, el desaire. Pretendiendo infamias, maldita noche, entonces maldito jazz, oscuro y mofado recuerdo, intemperie de territorios, vaciamientos repentinos, el mismo fuego que se apagó y dejó aquí sus rastros.

—Ella me prometió que bailaría conmigo si le llevaba rosas rojas —murmuró el Estudiante—; pero en todo el jardín no queda ni una sola rosa roja.
El Ruiseñor le estaba escuchando desde su nido en la encina, y lo miraba a través de las hojas; al oír esto último, se sintió asombrado.
—¡Ni una sola rosa roja en todo el jardín! —repitió el Estudiante con sus ojos llenos de lágrimas—. ¡Ay, es que la felicidad depende hasta de cosas tan pequeñas! Ya he estudiado todo lo que los sabios han escrito, conozco los secretos de la filosofía y sin embargo, soy desdichado por no tener una rosa roja.
—Por fin tenemos aquí a un enamorado auténtico —se dijo el ruiseñor—. He estado cantándole noche tras noche, aunque no lo conozco; y noche tras noche le he contado su historia a las estrellas; y por fin lo veo ahora. Su cabello es oscuro como la flor del jacinto, y sus labios son tan rojos como la rosa que desea; pero la pasión ha hecho palidecer su rostro hasta dejarlo del color del marfil, y la tristeza ya le puso su marca en la frente.
—El Príncipe da el baile mañana por la noche —seguía quejándose el Estudiante—, y allí estará mi amada. Si le llevo una rosa roja bailará conmigo hasta el amanecer. Si le llevo una rosa roja la estrecharé entre mis brazos, y ella apoyará su cabeza sobre mi hombro, y apoyará su mano en la mía. Pero como no hay ni una sola rosa roja en mi jardín, tendré que sentarme solo, y ella pasará bailando delante mío, sin siquiera mirarme y se me romperá el corazón.
—Este sí que es un auténtico enamorado verdadero —seguía pensando el Ruiseñor—. Yo canto y él sufre; lo que para mí es alegría, para él es dolor. No cabe duda que el amor es una cosa admirable, más preciosa que las esmeraldas y más rara que los ópalos blancos. Ni con perlas ni con ungüentos se lo puede comprar, porque no se vende en los mercados. No se puede adquirir en el comercio ni pesar en las balanzas del oro.
—Los músicos estarán sentados en su estrado —decía el Estudiante—, y harán surgir la música de sus instrumentos, y mi amada bailará al son del arpa y el violín. Ella bailará tan levemente, que sus pies casi no tocarán el suelo, y los cortesanos, con sus trajes fastuosos, formarán corro en torno suyo para admirarla. Pero conmigo no bailará, porque no tengo una rosa roja para darle.
Y se arrojó sobre la hierba, y ocultando su rostro entre las manos, se puso a llorar amargamente.
—¿Por qué está llorando? —preguntó una lagartija verde que pasaba frente a él con la cola al aire.
—¿Sí, por qué? —murmuraba una margarita a su vecina, con voz dulce y tenue.
—Está llorando por una rosa roja —explicó el Ruiseñor.
—¿Por una rosa roja? —exclamaron las otras en coro. ¡Qué ridiculez!
La lagartija, que era un poco cínica, se puso a reír a carcajadas. Sólo el Ruiseñor comprendía el secreto de la pena del Estudiante y, posado silenciosamente en la encina, meditaba sobre el misterio del amor.
Por último, desplegó sus alas oscuras y se elevó en el aire. Cruzó como una sombra a través de la avenida, y como una sombra se deslizó por el jardín.
En medio del prado había un magnífico rosal, y el Ruiseñor voló hasta posársele en una de sus ramas.
—Necesito una rosa roja —le dijo. Dámela y yo te cantaré mi canción más dulce.
Pero el rosal negó sacudiendo su ramaje.
—Mis rosas son blancas —le contestó—, como la espuma del mar y más blancas que la nieve de la montaña. Pero ve donde mi hermana que crece al lado del viejo reloj de sol, y puede ser que ella te proporcione la flor que necesitas.
El Ruiseñor voló hacia el gran rosal que crecía junto al viejo reloj de sol.
—Dame una rosa roja —le dijo—, y te cantaré mi canción más dulce.
Pero el rosal negó sacudiendo su follaje.
—Mis rosas son amarillas —contestó—, tan amarillas como el cabello de la sirena que se sienta en un trono de ámbar, y más amarillas que el Narciso que florece en el prado. Pero anda a ver a mi hermano, que crece al pie de la ventana del Estudiante, y quizás él pueda darte la flor que necesitas.
El Ruiseñor voló entonces hasta el viejo rosal que crecía al pie de la ventana del Estudiante.
—Dame una rosa roja —le dijo—, y yo te cantaré mi canción más dulce.
Pero el rosal negó sacudiendo su follaje.
—Rojas son, en efecto, mis rosas —contestó—; tan rojas como las patas de las palomas, y más rojas que los abanicos de coral que relumbran en las cavernas del océano. Pero el invierno heló mis venas, y la escarcha marchitó mis capullos, y la tormenta rompió mis ramas y durante todo este año no tendré rosas rojas.
—Una rosa roja es todo lo que necesito —exclamó el Ruiseñor—; ¡sólo una rosa roja! ¿No hay manera alguna de que la pueda obtener?
—Hay una manera —contestó el rosal—, pero es tan terrible que no me atrevo a decírtela.
—Dímela —repuso el Ruiseñor—. Yo no me asustaré.
—Si quieres una rosa roja —dijo el rosal—, tienes que construirla con tu música, a la luz de la luna, y teñirla con la sangre de tu corazón. Debes cantar con tu pecho apoyado sobre una de mis espinas. Debes cantar toda la noche, hasta que la espina atraviese tu corazón y la sangre de tu vida fluirá en mis venas y se hará mía...
—La propia muerte es un precio muy alto por una rosa roja —murmuró el Ruiseñor—, y la vida es dulce para todos. Es agradable detenerse en el bosque verde y ver al sol viajando en su carroza de oro y a la luna en su carroza de perlas. Es muy dulce el aroma del espino, y también son dulces las campanillas azules que crecen en el valle y los brezos que florecen en el collado. Sin embargo, el Amor es mejor que la vida, y, por último, ¿qué es el corazón de un ruiseñor comparado con el corazón de un hombre enamorado?
Y, desplegando sus alas oscuras, el ruiseñor se elevó en el aire, cruzó por el jardín como una sombra, y como una sombra se deslizó a través de la avenida.
El Estudiante seguía echado en la hierba, como lo había dejado; y las lágrimas no se secaban en sus anchos ojos.
—¡Alégrate! —le gritó el Ruiseñor—. ¡Siéntete dichoso, porque tendrás tu rosa roja! Yo la construiré con mi música, a la luz de la luna, y la teñiré con la sangre de mi corazón. Lo único que pido en cambio, es que seas un verdadero amante, porque el Amor es más sabio que la Filosofía, por muy sabia que ésta sea, y es más poderoso que la Fuerza, por muy fuerte que ella sea. Las alas del Amor son llamas de mil tonalidades, y su cuerpo es del color del fuego. Sus labios son dulces como la miel, y su aliento es como la mirra silvestre.
El Estudiante levantó la vista de la hierba y escuchó, pero no comprendió lo que decía el Ruiseñor, porque él sólo podía entender lo que estaba escrito en los libros.
En cambio, la encina comprendió y se puso a balancear muy tristemente, porque sentía un hondo cariño por el pequeño Ruiseñor que había construido el nido en sus ramajes.
—Cántame, por favor, una última canción —le susurró la encina—, porque voy a sentirme muy sola cuando te hayas ido.
Y el Ruiseñor cantó para la encina, y su voz era como el agua que cae de una jarra de plata.
Cuando terminó la canción del Ruiseñor, se levantó el Estudiante y sacó del bolsillo un cuadernito y un lápiz.
—He de admitir que ese pájaro tiene estilo —se dijo a sí mismo caminando por la alameda—, eso no puede negarse; pero ¿acaso siente lo que canta? Temo que no, debe ser como tantos artistas, puro estilo y nada de sinceridad. Jamás se sacrificaría por alguien, piensa solamente en música y ya se sabe que el arte es egoísta. Sin embargo, debo reconocer que su voz da notas muy bellas. ¡Lástima que no signifiquen nada, o que no signifiquen nada importante para nadie!
Luego entró en su alcoba, y, echándose sobre su cama, comenzó de nuevo a pensar en su amor. Después de unos momentos se quedó dormido.
Cuando la luna alumbró en los cielos, el Ruiseñor voló hacia el rosal, y apoyó su pecho sobre la mayor de las espinas. Toda la noche estuvo cantando con el pecho contra la espina, y la luna fría y cristalina se inclinó para escuchar. Toda la noche estuvo cantando así apoyado, y la espina se hundía más y más en su carne y la sangre de su vida se derramaba en el rosal.
Cantó primero al nacimiento del Amor en el corazón de los adolescentes. Entonces, en la rama más alta del rosal floreció una rosa maravillosa, pétalo tras pétalo como canción tras canción. Al principio era pálida, como la niebla que flota sobre el río; pálida como los pies de la mañana y plateada como las alas de la aurora. La rosa que floreció en la rama más alta del rosal era como el reflejo de una rosa en un cáliz de plata, era como el reflejo de una rosa en espejo de agua.
El rosal le gritó al Ruiseñor para que apretara más su pecho contra la espina.
—¡Aprétate más, pequeño Ruiseñor —gritó el rosal—, o el día llegará antes de haber terminado de fabricar la rosa!
Y el Ruiseñor se apretó más contra la espina, y más y más creció su canto porque ahora cantaba el nacimiento de la pasión en el alma de un joven y de una virgen.
Y un delicado rubor comenzó a cubrir las hojas de la rosa, como el rubor que cubre las mejillas del novio cuando besa los labios de su prometida.
Pero la espina no llegaba todavía al corazón del corazón, y el corazón de la rosa permanecía blanco, porque sólo la sangre de un ruiseñor puede enrojecer el corazón de una rosa.
Y el rosal le gritó al Ruiseñor para que se apretara más aún contra la espina.
—¡Aprétate más, pequeño Ruiseñor —gritó el rosal—, o llegará el día antes de haber terminado de fabricar la rosa!
Y el Ruiseñor se apretó más aún contra la espina, y la espina al fin le alcanzó el corazón. Un terrible dolor lo traspasó. Más y más amargo era el dolor, y más y más impetuosa se hacía su canción, porque ahora cantaba el Amor sublimado por la muerte, el Amor que no puede aprisionar la tumba.
Y la rosa del rosal se puso camersí como la rosa del cielo del Oriente. Su corona de pétalos era púrpura como es purpúreo el corazón de un rubí.
La voz del Ruiseñor ya desmayaba, sus alitas comenzaron a agitarse, y una nube le cayó sobre sus ojos. Su canto desmayaba más y más, y sentía que algo le obstruía la garganta.
Entonces tuvo una última explosión de música. Al oírla la luna blanca se olvidó del alba y se demoró en el horizonte. Al oírla la rosa roja tembló de éxtasis y abrió sus pétalos al frescor de la mañana. El eco llevó la canción a la caverna de las montañas, y despertó a los pastores dormidos. Luego navegó entre los juncos del río que llevaron el mensaje hasta el mar.
—¡Mira, mira —gritó el rosal—, la rosa ya está terminada!
Pero el Ruiseñor no contestó, porque estaba muerto con la espina clavada en su corazón.
Ya era eso del mediodía cuando despertó el Estudiante; abrió la ventana y miró hacia afuera.
—¡Caramba, qué maravillosa visión! —exclamó—. ¡Una rosa roja! En mi vida he visto una rosa semejante. Es tan hermosa que estoy seguro que tiene un nombre muy largo en latín.
Se inclinó por el balcón y la cortó.
En seguida se caló el sombrero, y con la rosa en la mano, corrió a la casa del profesor.
La hija del profesor estaba sentada cerca de la puerta, devanando una madeja de seda azul, con su perrito a los pies.
—Dijiste que bailarías conmigo si te traía una rosa roja —exclamó el Estudiante—. Aquí tienes la rosa más roja de todo el mundo. Esta noche la prenderás sobre tu corazón y como bailaremos juntos podré decirte cuánto te amo.
Pero la jovencita frunció el ceño.
—Me temo que no va a hacer juego con mi vestido nuevo —repuso—, Y, además el sobrino del Chambelán me envió unas joyas de verdad, y todo el mundo sabe que las joyas son más caras que las flores.
—Eres una ingrata incorregible —dijo agriamente el Estudiante, y tiró con ira la rosa al arroyo donde un carro la aplastó al pasar.
—¿Ingrata? —dijo la muchacha—. Yo te digo que eres un grosero. ¿Qué eres tú, después de todo? Sólo un estudiante, y ni siquiera creo que lleves hebillas de plata en los zapatos, como lo hace el sobrino del Chambelán.
Y muy altanera se metió en su casa.
—¡Qué cosa más estúpida es el Amor! —se dijo el Estudiante mientras caminaba—. No es ni la mitad de útil que la Lógica, porque no demuestra nada y le habla a uno siempre de cosas que no suceden nunca, y hace creer verdades que no son ciertas. En realidad no es nada práctico, y como en estos tiempos ser práctico es serlo todo, volveré a la Filosofía y al estudio de la Metafísica.
Y al llegar a su casa, abrió un libro lleno de polvo, y se puso a leer.



El ruiseñor y la rosa, Oscar Wilde.

A Janis Joplin

a cantar dulce y a morirse luego no:
a ladrar.
así como duerme la gitana de Rousseau
así cantás,
más las lecciones de terror.
hay que llorar hasta romperse
para crear o decir una pequeña canción,
gritar tanto para cubrir los agujeros de la ausencia
eso hiciste vos, eso yo.
me pregunto si eso no aumentó el error.
hiciste bien en morir.
por eso te hablo,
por eso me confío a una niña mostruo.

Alejandra Pizarnik

Será / Vladimír Holan


Sí, podría decirle
por qué tiene usted miedo cuando caen las hojas
en el bosquecillo o en la alameda.
Y podría decirle,
por qué se rió Hölderlin
cuando le sacudían ciruelas en la cabeza.
Pero antes de que se vuelva usted en pos del sonido
y antes de que se vuelva usted en pos del color,
será otra cosa y vendrá de otra parte...

viernes, 2 de mayo de 2008


Page, Jimmy 1966

jueves, 1 de mayo de 2008

Pretendida elocuencia


Nadie por aquí.

Nadie por allá.

[Algodón impermeable. La más larga de mis noches, eso fuiste, tan solo una vela húmeda y amarillenta, cera derramada en mi corazón, ahora dueles, ahora que no das luz, y sólo dueles, cómo hacer para liberarme de este cuerpo. El dolor es arte. El arte son dos ojos redondos, pero también son arte estas lágrimas, es arte el paso del tiempo y el cambio, es esencia, la esencia es lo absurdo, somos absurdos, entonces te amo]