lunes, 29 de diciembre de 2008

jueves, 18 de diciembre de 2008

Compulsion

Hay un algo persistente e insoportablemente triste en el ambiente. No sé si es hoy o es esa realidad árida de vivir en un conjunto. Siento transpirar todo mi cuerpo contra el tuyo pero ya no somos. Creo que es eso. Ya no somos.

Entonces me levanto de la cama dejando mi silueta arrugada justo a su lado.

No podemos abrir tres hojas de una ventana que sólo posee dos. Se piensa que es más fácil quedarse quieto y callado frente al otro, en vez de llorar bulliciosa y destartaladamente.

Así fue como entré en este cuarto y me senté pensando en que la inteligencia conlleva a una contradictoria suma de sufrimientos póstumos. Es mejor así, pensé.

Nunca sirve, o casi nunca, comunicarse. Son muy pocos los casos (uno) en que uno se siente realmente entendido por el otro, entendido, en tanto uno puede hablar con los ojos, las orejas, las piernas, la transpiración, pero sobretodo, con los ojos.

Si cerrás los ojos y encima si los cerrás antes de tiempo puedo ahogarme en la realidad de una tarde sudorosa y blanca. Blanca y resplandeciente, ni siquiera silencio. Otra vez pienso que mejor así. Sin ojos, ni orejas, ni respiraciones.

Pensamos, la mayoría de veces que podemos llamar a “las cosas” por un nombre determinado.

Decís amor, decís ojos y brillo, decís, digo, escupo, lloro y vomito.

Siempre hay lugar para la confusión, sobretodo en la cama.

Pero me levanté y salí diciendo nada, diciendo todo en ese silencio que nada te dijo porque nada es el silencio para vos. Nada somos juntos ya que no puedo hablarte con mis manos, no puedo tocarte con mis ojos, nada soy y me levanto.

No creo que sea tan difícil y sin embargo estamos alejados por mi que no lo quiero. Por mí que quiero distancia pero quiero ojos y quiero que todo pudiera dejar de existir por la noche mientras duerma.

Eso sería más complicado que tan solo moverme unos pasos de lugar para respirar de mi aire, y no del tuyo.

Ahora soy contaminación para mí. Soy la contaminación de mi propio cuerpo y de mi propia mente. Soy perjudicial para todo mi ser.

Este es el veneno, algunos lo llaman amor.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Us and them - Pink Floyd



Us, and them
And after all we're only
ordinary men.
Me, and you.
God only knows it's not what
we would choose to do.
Forward he cried from the rear
and the front rank died.
And the general sat and the lines on the map
moved from side to side.
Black and blue
And who knows which is which
and who is who.
Up and down.
But in the end it's only
round and round.
Haven't you heard it's
a battle of words?,
the poster bearer cried.
Listen son, said the man with the gun
There's room for you inside.

Down and out
It can't be helped but there's a lot
of it about.
With, without.
And who'll deny it's what the
fighting's all about?
Out of the way, it's a busy day
I've got things on my mind.
For the want of the price of tea and a slice
The old man died.

martes, 2 de diciembre de 2008

Beginning



Fue una tarde. Sí. Todavia lo recuerdo. El sol penetraba mis ojos como tantas otras veces. También recuerdo tu cara, tu incorruptible gesto de desconocimiento. Y mi rotunda decisión de avanzar hacia eso. Eso que, por obra de nadie, estaba situado justo frente a mí. Y una sensación vibrante se apoderó de mis sentidos. Ni modo, no es explicable. Los nervios de una vibración, que nunca retienen mis ataques, muy por el contrario. Y necesité correr, o simplemente ocultarme detrás de un manto de humo que es mentira, pero que es humanidad. No conocía hasta ese momento el sonido de tu voz, entonces fue ridículo y propuse una distancia que luego se dilataba sobre toda la extensión de aquel amargo boulevar industrial o lo que sea. Lo cierto es que, en algún sentido, yo también me dilataba hasta tu espacio, pero no podía caminar la inmensidad de lo desconocido para así poder llegar a un rincón donde revolcarse o simplemente sentirse reconfortado por el sentimiento de satisfacción de atrapar lo que antes estaba en el aire. Esa sensación de eclipse. Sí, soy cursi, me ahogo en gotas. Pero ahí estabas con tu pálido y trivial gesto. Nada hubo que hacer. Todo esta intacto desde aquel momento. Todo incluso yo. Que sigo perpleja ante esos dos ojos, que lo único que hicieron fue permitirme esa casualidad.