martes, 2 de diciembre de 2008

Beginning



Fue una tarde. Sí. Todavia lo recuerdo. El sol penetraba mis ojos como tantas otras veces. También recuerdo tu cara, tu incorruptible gesto de desconocimiento. Y mi rotunda decisión de avanzar hacia eso. Eso que, por obra de nadie, estaba situado justo frente a mí. Y una sensación vibrante se apoderó de mis sentidos. Ni modo, no es explicable. Los nervios de una vibración, que nunca retienen mis ataques, muy por el contrario. Y necesité correr, o simplemente ocultarme detrás de un manto de humo que es mentira, pero que es humanidad. No conocía hasta ese momento el sonido de tu voz, entonces fue ridículo y propuse una distancia que luego se dilataba sobre toda la extensión de aquel amargo boulevar industrial o lo que sea. Lo cierto es que, en algún sentido, yo también me dilataba hasta tu espacio, pero no podía caminar la inmensidad de lo desconocido para así poder llegar a un rincón donde revolcarse o simplemente sentirse reconfortado por el sentimiento de satisfacción de atrapar lo que antes estaba en el aire. Esa sensación de eclipse. Sí, soy cursi, me ahogo en gotas. Pero ahí estabas con tu pálido y trivial gesto. Nada hubo que hacer. Todo esta intacto desde aquel momento. Todo incluso yo. Que sigo perpleja ante esos dos ojos, que lo único que hicieron fue permitirme esa casualidad.

No hay comentarios: