El elemento más desdichado y transfigurado. El pensamiento más turbio y viciado, el momento en que cantó por última vez ese ruiseñor, el desamor, el desaire. Pretendiendo infamias, maldita noche, entonces maldito jazz, oscuro y mofado recuerdo, intemperie de territorios, vaciamientos repentinos, el mismo fuego que se apagó y dejó aquí sus rastros.
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