domingo, 16 de marzo de 2008

Un corps dans des ombres


Jan Saudek

Temerosos de todo, encerrados en una cajita de cartón, esperando otra mentira, mirando hacia otra dirección, esta vez, sin más que dos ojos. Tiempo perdido en estaciones tardías, en momentos eternos de tu cuerpo sobre el mío, brindamos por más de eso, y es realmente insano. En el instante no lo puedo definir, pero mirarte es como la luz que entra por la ventana, el este a las 7 de la mañana, tu rostro determinando cada uno de los movimientos de mis pupilas, y que divertido es el tono de mi voz, si en algún momento separas tu respiración de mí. Estábamos perdidos, en cierto sentido, pero todo se alivia, todo desaparece, hasta la realidad, y lo que necesitamos también se desvanece, pero en ese caso, mis disfraces no estarían esperando el momento de aparecer, sería completamente natural el estar así, guarecida por los kilómetros. Paso el tiempo viviendo alrededor de un círculo infinito de idas y vueltas, pero nada, en realidad. Y todo significa seguir girando, en la medida de lo posible. Por momentos la locura que no puedo explicar, se agiganta, y grita, decide que todo se quiebra como de costumbre, y que ningún cuerpo se posa de esa manera. El final. El final de un sinfín de sensaciones que contaminan, necesito correr, correr hacia un sitio blanco, me gusta verme sangrar.

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