jueves, 17 de abril de 2008

Te espero a ti, aún te espero


Moscas. Acaso sólo te relaciono con las moscas, acaso todo se termina de la forma más inhóspita, todo tiende a empeorar, en ello mismo, recae la felicidad del momento, de lo que podrá ser peor, de que si hoy eres mosca, mañana serás abejorro, si hoy me duele tu ausencia, mañana me agotará tu muerte. Muy de prisa siento que veo el final, terminamos luchando por lo perdido, con los brazos cruzados, entrecruzados, asfixiados, doloridos, pegados, amordazados, tiernamente enamorando cada uno de los rincones de mi alma, de los cuales creo perder el control , creo sacudir mi cabeza y no encontrar allí una razón para no amarte, ni una que me permita olvidarte… Olvidar qué. Recordar qué. Sólo supimos ser felices, sólo intentamos elevarnos hacia el cielo, y volver, el problema fue, para mi, el volver, el no poder alargar ese vuelo, que siempre acaba siendo una causa más de mis catarsis, de mis venenos, y de mis grises, o azules. A veces cambias de forma, a veces sólo puedo imaginarme matándote, tus formas son diversas, tus caras son hermosas y horribles, al mismo tiempo que el odio se transforma en amor, la metamorfosis de este segmento de nuestro encuentro, estamos locos, y esto produce una sensación de libertad, que huele a olvido, y que huele a libro viejo, a páginas amarillas, en fin. Te tengo como plastilina, te amarro por momentos, entonces, todo cambia de forma, pero, por momentos la rebeldía del ser se manifiesta dejando en mi una tibia sensación de vergüenza, es cierto, la estupidez…





(por que yo voy donde nunca estoy, donde nunca fui)

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