domingo, 16 de noviembre de 2008

Birds


No pretendo que mires por la ventana a través de la lluvia primaveral que me empapa de realidad agria y de puta sensibilidad. Veo cerca de la esquina, una sombra que me dice cosas. Y no vengas, no lo hagas otra vez. Podés subirte y simplemente usar paracaídas o no, da igual. Si se pierde el sentido ya no me importa. Nada es tan lamentable como la cosa en sí. El gigante de la caverna que me asecha y me mira de reojo. Y me muevo, o eso busco, pero el negro de sus ojos se posa en mi espalda y me inmoviliza. Ni siquiera pasos hacia atrás. Me mantengo en el estado perplejo de quien acaba de adquirir un conocimiento que también duele. Una mirada fría y luego la libertad que es siempre lo que no debe ser. Siempre es el momento para decir (a dar por culo) que yo-no-apago-las-luces. Me da miedo quedar parada en la oscuridad.

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