viernes, 4 de julio de 2008

Terapia matutina

Un problema, una sola cosa. Una noche, anoche… Y moretones desinteresados, casi completamente, de su naturaleza. Naturaleza?. Tu vida, que es paralela, está empezando a desintegrarse, como era de esperarse. Caigo, otra vez, en un plano inigualable de monotonía, el pasar y pasar y tan solo pasar de los días, que son largos, y pasan, no hay aún, un método que lo impida, impedir?. Ay, es intangible, no puedo ser, y desechar exactamente eso en una hoja de papel, es demasiado fino el trazo, el trazo de los días y las noches, y por momentos mis manos se escapan, digo, se me escapan de las manos. Horas escurridas, somos materia de escurrimiento?. Así parece, todo el tiempo, todo el tiempo. Pero el recuerdo huele a mierda, a descomposición de cuerpos, al ahora reventando al antes, disolviéndolo, se acabó. Todo es un segundo, mil años pueden fregarse, es sólo un segundo. La importancia le pertenece a la nada sobre la cual transitamos, esa inevitable nada. Un plato de comida, el autobús, el vino. Las mujeres, los hombres, las piernas largas y para qué?. El mundo, señores, no va a parar de girar, y girar, y menos va a dejar de romperme las bolas deliberadamente, es difícil pensar que este círculo intente cerrar, y para eso el vino. La travesía de lo irrecordable, un viaje intenso. Lugares inexistentes, siempre inexistentes, ventanas cerradas siempre hacia abajo o hacia adentro.

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