martes, 22 de julio de 2008

Cuando

El sol

Nos saca a pasear.

O cuando

Te olvido eufóricamente.

Afuera y adentro.

Y si podemos es mejor.

Se vive, digamos.

Contemplamos

La sordidez.

Y la burlamos.

La noche es esparcimiento.

Pero allí está.

Como una línea

Constante.

Tu contorno.

Una sombra de luz.

Una intensa sonrisa.

O la nada preferencial.

Camino de regreso.

Seguridad.

Lluvia a través.

Pasos

Sólo existentes

En su sonido lejano.

Una tragedia.

La normalidad.

El tiempo

Que cae

Como las hojas

Y no son hojas

Si no nosotros

Quien cae.

La totalidad.

El número

De realidades

Contradictorias.

Día – noche.

Cuántas hojas cayeron

Desde que decidí sentarme aquí

A pensarlo.

En presencia

De la luna

Nos proponemos

Lo feliz.

El sol, se va.

Se va para allá.

Con la luna.

Y la felicidad

Se va.

Simultaneidad divina

Honorable putrefacción.

Sentimos

A las marionetas

Entre nosotros

En nosotros.

Escapamos.

Pero no.

Es mentira.

Siempre lo fue.

Ves un cielo entero,

Inacabable

Y si hay algo más grande

Lo olvidas.

Todo lo olvidas.

Ocultas la realidad.

La intercambias.

La vergüenza

No está.

Aún no.

Aún no sentís así.

Porque no ves.

No ves más que vos bajo ese cielo

Que cae.

Y que es efímero

Hasta que

Alguien lo detecta.

Como vos.

Vergüenza se llama la realidad.

Le puse ese nombre

Cuando supe

Que proyectar

Era engaño.

Y que cada uno de nosotros

Era una posibilidad

Imperfecta.

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